El blog: una manera de desahogarse
He comenzado este post contando como me sentía y alguna de las situaciones que he estado viviendo estos días y que me tienen marcado de negro el caracter y los pensamientos.
He escrito unas pocas cosas con sentido y muchas otras que eran auténticas barbaridades. Me ha llevado más de media hora escribirlas pero durante este tiempo ha ocurrido algo que no estaba buscando. Paulatinamente, tras acabar cada frase iba saliendo de mi esa sensación tan desagradable que se concentraba a la altura de lo que llaman el plexo solar. Esa presión que, por lo menos en mi caso, siempre me acompaña cuando algo me apena o me preocupa demasiado.
Como os decía, a medida que escribía, las ideas se me iban aclarando, borraba algunas líneas, reflexionaba un poco más y acababa borrando el párrafo entero. Lo volvía a escribir y a continuación lo borraba todo de nuevo. Así unas cuantas veces, hasta acabar donde empecé, con una ventana en blanco.
Finalmente, después de pensarlo un poco y darme cuenta que me encontraba un poco más animado sin saber muy bien por qué, he decidido escribir estas líneas para contaros en petit comité, entre amigos, lo mucho que puede ayudar a veces el sentarse delante de un teclado, o una hoja en blanco, y dejar que los pensamientos se reflejen, que fluyan y se plasmen delante nuestro. A mi me ha servido para aclararme la cabeza un poco y apartar definitivamente de mi mente algunas ideas.
No quiero que penseis que os digo que esto sea algo que le sirva a todo el mundo, puede que no le sirva a nadie excepto a mi y que sea un bicho raro, vete a saber. Solo que espero que si teneis un mal día y no podeis hablarlo con nadie en ese momento probeis a escribirlo todo en un post, en un documento de word o con un boli y una libreta. A lo mejor os dais cuenta que esos grandes problemas tal vez no lo son tanto o que los nubarrones que cruzan la mente cuando uno está un poco deprimido son en el fondo ridiculeces que se disuelven en cuanto las miras de cerca.
Alguno puede que me diga que no he inventado nada nuevo. Que los diarios son para mucha gente una manera parecida de desahogarse. Le doy la razón desde ya. Esto no es la descripción de un descubrimiento sino la constatación de que algo de lo que todos hemos oido hablar alguna vez realmente funciona.
P.D.: Si algún día os suelto un rollete intimista-autocompasivo-lacrimógeno por favor dadme un toque de atención. A la larga os lo agradeceré.
He escrito unas pocas cosas con sentido y muchas otras que eran auténticas barbaridades. Me ha llevado más de media hora escribirlas pero durante este tiempo ha ocurrido algo que no estaba buscando. Paulatinamente, tras acabar cada frase iba saliendo de mi esa sensación tan desagradable que se concentraba a la altura de lo que llaman el plexo solar. Esa presión que, por lo menos en mi caso, siempre me acompaña cuando algo me apena o me preocupa demasiado.
Como os decía, a medida que escribía, las ideas se me iban aclarando, borraba algunas líneas, reflexionaba un poco más y acababa borrando el párrafo entero. Lo volvía a escribir y a continuación lo borraba todo de nuevo. Así unas cuantas veces, hasta acabar donde empecé, con una ventana en blanco.
Finalmente, después de pensarlo un poco y darme cuenta que me encontraba un poco más animado sin saber muy bien por qué, he decidido escribir estas líneas para contaros en petit comité, entre amigos, lo mucho que puede ayudar a veces el sentarse delante de un teclado, o una hoja en blanco, y dejar que los pensamientos se reflejen, que fluyan y se plasmen delante nuestro. A mi me ha servido para aclararme la cabeza un poco y apartar definitivamente de mi mente algunas ideas.
No quiero que penseis que os digo que esto sea algo que le sirva a todo el mundo, puede que no le sirva a nadie excepto a mi y que sea un bicho raro, vete a saber. Solo que espero que si teneis un mal día y no podeis hablarlo con nadie en ese momento probeis a escribirlo todo en un post, en un documento de word o con un boli y una libreta. A lo mejor os dais cuenta que esos grandes problemas tal vez no lo son tanto o que los nubarrones que cruzan la mente cuando uno está un poco deprimido son en el fondo ridiculeces que se disuelven en cuanto las miras de cerca.
Alguno puede que me diga que no he inventado nada nuevo. Que los diarios son para mucha gente una manera parecida de desahogarse. Le doy la razón desde ya. Esto no es la descripción de un descubrimiento sino la constatación de que algo de lo que todos hemos oido hablar alguna vez realmente funciona.
P.D.: Si algún día os suelto un rollete intimista-autocompasivo-lacrimógeno por favor dadme un toque de atención. A la larga os lo agradeceré.