Óscares y metralla
¿Sabéis que ayer murieron más de cien personas en solo unos minutos? Seguramente muchos no lo sabrán. Esto es lo más interesante. Todos serán capaces de decirme si Amenabar ganó o no el oscar, los más atentos conocerán los premios de la película de Eastwood, los que vean programas del corazón o algún informativo -cada día cuesta más distinguirlos- podrán recitarme de memoria los vestidos de las famosas o me comentarán alguna anécdota curiosa sobre la gala. Los oscar eran y son noticia.
Bien. Pues ayer se produjo el peor atentado que ha sufrido la gente de Irak en la posguerra(sí, la gente, ya basta de llamarlos abstractamente "la población civil"). Ayer, más de ciento quince personas murieron en cuestión de minutos destrozadas por la onda expansiva de la bomba que una vez más hizo estallar un suicida en medio de cientos de personas inocentes. Las víctimas: antiguos funcionarios que hacían cola frente a un hospital para poder incorporarse a la nueva administración iraquí y unos pobres desgraciados que a pocos metros de allí vendían y compraban lo que podían en un mercado callejero. Los mismos de siempre.
Durante todo el día de ayer, y aun hoy, nos han apabullado con datos, entrevistas, curiosidades, incluso estadísticas de la ceremonia del cine norteamericano. Para los muertos solo hubo unos minutos de imágenes de cuerpos tirados en carretillas, de muñecos de trapo, antes niños, sobre una carretera mientras alguien les tiraba agua con una manguera a los que aun humeaban, para una señora que gritaba hacia el cielo de rodillas. Ayer hubo una noticia DE VERDAD, algo importante DE VERDAD, que debería hacer que la gente mostrase un verdadero interés y que, a su vez, moviese a los medios de todo el mundo a difundir y explicar lo que ha ocurrido allí prescindiendo de esas escenas de carnicería gratuita que apenas ejercen ya ningún efecto sobre las conciencias de la mayoría. Los medios tuvieron en sus manos una responsabilidad moral que se han pasado por el forro.
Las ciento y pico personas que han muerto sin ocupar apenas más que dos o tres minutos a lo sumo en los informativos eran tan inocentes y tenían tanto derecho a vivir como las ciento noventa y dos que perdieron la vida en Madrid. Seguramente eran más víctimas si cabe por que su muerte además ha sido el colofón de meses de sufrimiento y miedo en mitad de una guerra.
Parece que a los medios no les interesa comentar esto, no les interesa establecer paralelismos, no vaya a ser que alguien se ofenda, no vaya a ser que nos perdamos el modelo escotado que lucía Penélope Cruz, o la última payasada de Chris Rock, no vaya a ser que algún cretino cambie de canal. No, por supuesto, la noticia es que Amenabar ganó un oscar, la noticia es que "lo latino" triunfa en Estados Unidos. La noticia es que ahora estamos "de moda" allí ¿verdad?
Los muertos de países remotos no salen en la prensa del corazón, ni hacen taquillas millonarias, ni lucen modelos de Versace, un rostro quemado no saldrá en Vogue ni un terrorista vestido de dinamita protagonizará el anuncio de Chanel, tampoco mantendrá en vilo toda la noche a un montón de bloguers el paulatino recuento de las víctimas.(esta última linea ha sido editada debido a un error)
Y es que hay que joderse con esta sociedad de la información que tanto nos llena la boca y que entre todos nos estamos montando. Cuatro millonarios con un nivel de pijería tendente a infinito se montan su propia fiesta de autocomplacencia y bombo y "and the oscar goes to" y todo el planeta mediático, incluida la blogosfera, pierde el culo por ver quien le presta más atención a sus gestos superficiales y estúpidos, olvidándose de lo que realmente importa.
Que queréis que os diga, si los que viven en Irak ven lo que ha ocurrido estos días, todo el pasotismo hacia su país y hacia la muerte de su gente, no os extrañe que dentro de un tiempo alguien se de una vueltecita por el teatro Kodak ese para ganarse un oscar a la mejor voladura cinematográfica. A ver si así, cuando a los americanos -y por ende a todo occidente- les duela, los medios comienzan a hablar de algo más que de gilipolleces.
Bien. Pues ayer se produjo el peor atentado que ha sufrido la gente de Irak en la posguerra(sí, la gente, ya basta de llamarlos abstractamente "la población civil"). Ayer, más de ciento quince personas murieron en cuestión de minutos destrozadas por la onda expansiva de la bomba que una vez más hizo estallar un suicida en medio de cientos de personas inocentes. Las víctimas: antiguos funcionarios que hacían cola frente a un hospital para poder incorporarse a la nueva administración iraquí y unos pobres desgraciados que a pocos metros de allí vendían y compraban lo que podían en un mercado callejero. Los mismos de siempre.
"Acabamos de terminar con el traslado de los cuerpos desde el lugar del ataque. Había 105 personas muertas y 130 heridos", dijo a Reuters el médico Mahmud Abdul Ridah, responsable sanitario de la ciudad.
Durante todo el día de ayer, y aun hoy, nos han apabullado con datos, entrevistas, curiosidades, incluso estadísticas de la ceremonia del cine norteamericano. Para los muertos solo hubo unos minutos de imágenes de cuerpos tirados en carretillas, de muñecos de trapo, antes niños, sobre una carretera mientras alguien les tiraba agua con una manguera a los que aun humeaban, para una señora que gritaba hacia el cielo de rodillas. Ayer hubo una noticia DE VERDAD, algo importante DE VERDAD, que debería hacer que la gente mostrase un verdadero interés y que, a su vez, moviese a los medios de todo el mundo a difundir y explicar lo que ha ocurrido allí prescindiendo de esas escenas de carnicería gratuita que apenas ejercen ya ningún efecto sobre las conciencias de la mayoría. Los medios tuvieron en sus manos una responsabilidad moral que se han pasado por el forro.
Las ciento y pico personas que han muerto sin ocupar apenas más que dos o tres minutos a lo sumo en los informativos eran tan inocentes y tenían tanto derecho a vivir como las ciento noventa y dos que perdieron la vida en Madrid. Seguramente eran más víctimas si cabe por que su muerte además ha sido el colofón de meses de sufrimiento y miedo en mitad de una guerra.
Parece que a los medios no les interesa comentar esto, no les interesa establecer paralelismos, no vaya a ser que alguien se ofenda, no vaya a ser que nos perdamos el modelo escotado que lucía Penélope Cruz, o la última payasada de Chris Rock, no vaya a ser que algún cretino cambie de canal. No, por supuesto, la noticia es que Amenabar ganó un oscar, la noticia es que "lo latino" triunfa en Estados Unidos. La noticia es que ahora estamos "de moda" allí ¿verdad?
Los muertos de países remotos no salen en la prensa del corazón, ni hacen taquillas millonarias, ni lucen modelos de Versace, un rostro quemado no saldrá en Vogue ni un terrorista vestido de dinamita protagonizará el anuncio de Chanel, tampoco mantendrá en vilo toda la noche a un montón de bloguers el paulatino recuento de las víctimas.(esta última linea ha sido editada debido a un error)
Y es que hay que joderse con esta sociedad de la información que tanto nos llena la boca y que entre todos nos estamos montando. Cuatro millonarios con un nivel de pijería tendente a infinito se montan su propia fiesta de autocomplacencia y bombo y "and the oscar goes to" y todo el planeta mediático, incluida la blogosfera, pierde el culo por ver quien le presta más atención a sus gestos superficiales y estúpidos, olvidándose de lo que realmente importa.
Que queréis que os diga, si los que viven en Irak ven lo que ha ocurrido estos días, todo el pasotismo hacia su país y hacia la muerte de su gente, no os extrañe que dentro de un tiempo alguien se de una vueltecita por el teatro Kodak ese para ganarse un oscar a la mejor voladura cinematográfica. A ver si así, cuando a los americanos -y por ende a todo occidente- les duela, los medios comienzan a hablar de algo más que de gilipolleces.