El Cajón De Bronch

03 febrero, 2005

Gansos: están entre nosotros

La tipología automovilística urbana es innumerable. De pronto puede cruzarse en tu carril, sin intermitente por supuesto, un macaco con un ford escort amarillo -convenientemente oculto bajo un tunning horrendo- como se te puede echar encima una "mamá 4x4" totalmente ignorante del uso de esos curiosos salientes del coche "los retrovisores" o un abuelete que es incapaz de distinguir una zapatilla de un camión pero insiste en que es sobradamente capaz de conducir.

Estas lineas se las voy a dedicar al especimen que más simpatía y amor fraternal despierta en nuestras ciudades: El Ganso. ¿que quien es el ganso? ¡Oh amig@ mí@! Seguro que lo conoces si has conducido por una ciudad. El ganso es un ser tranquilo, rozando la pachorrez absoluta, sin otra preocupación que hablar por el movil, charlar con la pariente o explorar los secretos escondidos en lo más profundo de su fosa nasal. Los hay que incluso han llegado al nirvana del autismo y pueden permanecer horas mirando el aire mientras esperan en la entrada a una rotonda (también conocidas como "torrondas", tenía que decirlo)

¿Creeis que las grandes ciudades tienen problemas de tráfico debido al gran número de vehículos? ¿al deficit del transporte público? ¿a una mala gestión del tráfico por el ayuntamiento? ¡no! eso es lo que los gansos nos quieren hacer creer. Realmente las ciudades se colapsan por su culpa. Los gansos forman organizaciones que preparan operaciones de sabotaje a gran escala. Os explicaré algunos de sus mejores trucos.

Existe uno que todos conocereis, es un clásico. Se trata de colocarse en una calle de dos carriles y circular justo en medio de ambos de manera que no haya espacio suficiente por ninguno de los dos lados para pasar. Si el ganso es ya veterano, además reducirá la velocidad lo justo para hacerte estallar los nervios a ti y a los treinta coches que te siguen en la desesperante procesión motorizada.

Otra jugada muy famosa de estos ases del volante es la del "mirando el horizonte". Se colocan dos o tres en paralelo, los justos para ocupar toda la calle de izquierda a derecha, después, al llegar a un semáforo en ambar esperan a estar a un metro del semáforo para decirdirse a frenar en seco cuando el incauto que le sigue está convencido que no va a frenar, ergo se lo va a pasar en ambar. Los resultados son muy efectivos de cara a evitar el temido sueño al volante. Después del frenazo con el consiguiente chirriar de ruedas el corazón te estará bailando la lambada un buen rato. Pero no tienen bastante, que va, eso sería de principiantes. Cuando ya te han hecho frenar, esperan a que el semáforo se ponga en verde y entonces... ¡nada! se quedan parado, quietos, petrificados, no importan los carriles que haya, todos los conductores de la primera fila -todos gansos de incognito- se quedan mirando al vacio. Tras unos segundos de espera seguida de frustración y finalmente rabia alguien decide pitar, otros le siguen, es entonces cuando los gansos miran el semaforo (un segundo más) y deciden -lentamente- reemprender la marcha hasta llegar al siguiente semáforo donde repiten metódicamente la mismas acciones.

Como podreis entender es lógico que la violencia cunda en el mundo con estos seres sueltos por nuestras calles causando innumerables retrasos y dolores de cabeza a los ciudadanos que se ven en la necesidad de circular con sus coche.

Tened cuidado, están por todas partes, llevan cualquier tipo de vehículo, los hay que incluso traman sus fechorias a conduciendo motos y camiones. Estos últimos son los más avanzados, un solo ganso puede saturar toda una gran avenida maniobrando con especial mala leche.

Ya lo sabeis, tened cuidado, están entre nosotros. (Tú puedes ser uno de ellos)