Insensibilidad judicial (y van...)
Actualización (20-05-04): Parece que algo se mueve en el Consejo General del Poder Judicial. Por lo visto han considerado que es necesario reformar la ley a la vista de que no se puede confiar en el buen juicio de algunos profesionales de la judicatura a la hora de decidir si colocar una simple mampara que evite que la víctima tenga que ver al acusado. En el caso de la polémica era de cajón que así debía haber sido. Para evitar males mayores espero que esta reforma la hagan pronto y no se pierda en los habituales laberintos políticos.
Hace ya unos días que en los medios se hacen eco del caso del profesor de karate que presuntamente abusó de varias alumnas durante las actividades extraescolares. Casos como este se ven tristemente a diario. Sin embargo lo que ha llamado logicamente la atención de todos es el hecho de que el juez haya obligado a las niñas a tener que declarar delante del acusado. Creo que no hace falta ser jurista ni psicólogo para darse cuenta de la pesadilla que estas niñas han vivido (sé que aun está por probar, impera la presunción de inocencia, pero me parece poco probable que tres niñas -o sus padres- se pongan de acuerdo para perpetrar algo tan macabro).
Lo que más me sorprende de estos casos de escandalosa insensibilidad judicial es que los jueces son al fin y al cabo personas. ¿Como es posible que un juez prescinda de toda sentido común y obligue a las víctimas a revivir unos hechos que sin duda las habrán traumatizado delante del causante de su horror? ¿no tiene sensibilidad o un mínimo de inteligencia para ver que el interés del menor es más importante que la asistencia meramente presencial del acusado? No me cabe la cabeza este absurdo.
Fijaos la incoherencia de nuestro sistema. Por una parte, cuando un menor comete un asesinato la ley del menor prohibe que los familiares de la víctima estén presentes durante el testimonio del acusado. Pretendidamente para proteger al menor (¿no era él el presunto asesino?). Otra lindeza de la hiper-criticada Ley del Menor.
En el otro extremo se encuentran los menores que han sido víctimas, cuando pasan a ser víctimas para nuestro ordenamiento jurídico estos niños deben de convertirse en figuras de barro porque a sus ojos dejan de ser objetos de especial protección y a la hora de declarar se encuentran que el acusado debe estar presente durante su testimonio. Una presencia que desde luego no ayuda nada a que se sientan libres de declarar sin coacciones. ¿Por qué no se les protege también en ese momento? ¿por qué no se permite a los menores declarar frente al juez sin la presencia del acusado? ¿no basta con que esté presente su representante legal?
¿Realmente alguien se traga que el acusado vería mermados sensiblemente sus derechos si así fuese?
Me encanta, de verdad, me encanta el sistema judicial español. Cada nuevo tema que tratamos en clase es una polémica en potencia. Si algo estoy aprendiendo en derecho es que quien más derechos tiene es el ladrón, el asesino, el violador, el que hace daño y el delicuente en general. La victima en España es doble víctima. Víctima del canalla que actua contra ella y víctima de nuestro sistema judicial lento, saturado, caro y acomplejado. La tara de una dictadura aun se hace notar sobre las espaldas de nuestro sistema democrático.
En mi opinión, y saliendome un poco del objetivo de este post, aun estamos inmersos en una transición invisible que durará hasta que nos desagamos de ese lastre de antirepresión. Quiero decir, pienso que en la mente de los legisladores todavía planea la sombra de la represión franquista y consideran que hacer avanzar la legislación penal del país es atenuar las penas y reconvertir las carceles, uy perdón, los centros de reinserción, en chiringuitos de playa donde todo el que entra sabe que si no ha hecho nada demasiado gordo saldrá en menos de cinco años. Incluidos asesinos, terroristas y banqueros de mano demasiado larga. Si has robado 100 € de chatarra preparate a pudrirte de por vida entre cuatro paredes.
Para el próximo post, tiempo libre mediante, haré una breve explicación de porqué no debes dejar de ir a trabajar aunque tu jefe te putee de mil maneras distintas. Sí, de nuevo nuestro maravilloso sistema de justicia (o algo) a examen.
Hace ya unos días que en los medios se hacen eco del caso del profesor de karate que presuntamente abusó de varias alumnas durante las actividades extraescolares. Casos como este se ven tristemente a diario. Sin embargo lo que ha llamado logicamente la atención de todos es el hecho de que el juez haya obligado a las niñas a tener que declarar delante del acusado. Creo que no hace falta ser jurista ni psicólogo para darse cuenta de la pesadilla que estas niñas han vivido (sé que aun está por probar, impera la presunción de inocencia, pero me parece poco probable que tres niñas -o sus padres- se pongan de acuerdo para perpetrar algo tan macabro).
Lo que más me sorprende de estos casos de escandalosa insensibilidad judicial es que los jueces son al fin y al cabo personas. ¿Como es posible que un juez prescinda de toda sentido común y obligue a las víctimas a revivir unos hechos que sin duda las habrán traumatizado delante del causante de su horror? ¿no tiene sensibilidad o un mínimo de inteligencia para ver que el interés del menor es más importante que la asistencia meramente presencial del acusado? No me cabe la cabeza este absurdo.
Fijaos la incoherencia de nuestro sistema. Por una parte, cuando un menor comete un asesinato la ley del menor prohibe que los familiares de la víctima estén presentes durante el testimonio del acusado. Pretendidamente para proteger al menor (¿no era él el presunto asesino?). Otra lindeza de la hiper-criticada Ley del Menor.
En el otro extremo se encuentran los menores que han sido víctimas, cuando pasan a ser víctimas para nuestro ordenamiento jurídico estos niños deben de convertirse en figuras de barro porque a sus ojos dejan de ser objetos de especial protección y a la hora de declarar se encuentran que el acusado debe estar presente durante su testimonio. Una presencia que desde luego no ayuda nada a que se sientan libres de declarar sin coacciones. ¿Por qué no se les protege también en ese momento? ¿por qué no se permite a los menores declarar frente al juez sin la presencia del acusado? ¿no basta con que esté presente su representante legal?
¿Realmente alguien se traga que el acusado vería mermados sensiblemente sus derechos si así fuese?
Me encanta, de verdad, me encanta el sistema judicial español. Cada nuevo tema que tratamos en clase es una polémica en potencia. Si algo estoy aprendiendo en derecho es que quien más derechos tiene es el ladrón, el asesino, el violador, el que hace daño y el delicuente en general. La victima en España es doble víctima. Víctima del canalla que actua contra ella y víctima de nuestro sistema judicial lento, saturado, caro y acomplejado. La tara de una dictadura aun se hace notar sobre las espaldas de nuestro sistema democrático.
En mi opinión, y saliendome un poco del objetivo de este post, aun estamos inmersos en una transición invisible que durará hasta que nos desagamos de ese lastre de antirepresión. Quiero decir, pienso que en la mente de los legisladores todavía planea la sombra de la represión franquista y consideran que hacer avanzar la legislación penal del país es atenuar las penas y reconvertir las carceles, uy perdón, los centros de reinserción, en chiringuitos de playa donde todo el que entra sabe que si no ha hecho nada demasiado gordo saldrá en menos de cinco años. Incluidos asesinos, terroristas y banqueros de mano demasiado larga. Si has robado 100 € de chatarra preparate a pudrirte de por vida entre cuatro paredes.
Para el próximo post, tiempo libre mediante, haré una breve explicación de porqué no debes dejar de ir a trabajar aunque tu jefe te putee de mil maneras distintas. Sí, de nuevo nuestro maravilloso sistema de justicia (o algo) a examen.