Mascados y otros monstruos.
El sabado por la noche estuvo bien y pudo haber estado mejor de no acabar como acabé, en urgencias y con la nariz hinchada.
Fuimos a cenar a casa de una amiga de mi novia, una cena genial, risas, fotos, buena comida, etc. Después nos fuimos unos cuantos a una discoteca de Paterna, dentro de un centro comercial que la gente de Valencia seguro que conoce, Heron City (sí, donde los cines Kinépolis). El sitio estaba bastante bien en cuanto a música y decoración. Un ambiente muy colorista y muy "fashion" sin caer en la horterada facil y (oh dios por fin!) bastantes sitios para sentarse un rato y tomarse algo tranquilamente. Música de calidad con pocos pasteleos o concesiones al "Papi chulo" y derivados.
El caso es que estuvimos allí un rato bailoteando y haciendo el cabra sin complicarnos demasiado la vida y riendonos agusto. Los amigos, que ya venían cansados, se fueron hacia las cuatro y nosotros (mi novia y yo) nos quedamos un poco más por allí para ver mejor aquello (primer error).
Al cabo de una hora más o menos el local se empezó a llenar demasiado de gente y como cuando se llega a ese punto no se puede uno mover ni estar agusto pues recogimos los bartulos para irnos a casa. En esto que estamos en la salida, donde inexplicablemente había una cola enorme, mayor incluso que la de entrada, cuando algo parecido a un pitbull de ciento y pico quilos comienza desde atrás a abrirse paso literalmente "a ostias". La bestia furibunda, con novia chochi-guarra de la mano, se abría camino soltando empujones y codazos sin ningún miramiento. Quien haya estado en los San Fermines y le haya dado un toque un toro se hará una idea de como avanzaba el cabrito aquel.
El problema es que un servidor no se puede estar callado y cuando el payaso aquel cruzó delante de nosotros y empujó a mi novia dandole un codazo con violencia, pues se armó el percal en la zona más primitiva de mi cerebro. Le hice pararse y le grité (música demasiado alta) que le había metido un codazo a mi novia y que qué coño hacía empujando a la gente de esa manera en lugar de esperar en la cola como todo dios (aquel fue el segundo error). El tio se giró en redondo y me miró como si estuviera poseido por el diablo (seguramente lo estaba, pero de otro modo). Despues de rebuznar algo me lanzo una manotada a la cara. Me repuse del empujon y seguí mirandole y diciendole que estaba loco, ahora bastante más caliente. El pitbull siguió gritando cada vez más histérico y acercandose peligrosamente mientras yo le miraba medio bloqueado por la tensión de la situación. Lo vi venir, sabía que esa forma de acercarse a mi en solo un segundo solo podía acabar como acabó y aun me estoy preguntando por qué no reaccioné en ese momento. Creo que seguía calculando las posibilidades que tenía y las posibles opciones: dar o recibir (tercer error, si vas a recibir, mejor dar tu antes). Aun estaba yo en mis calculos mirandole con una cara mezcla de asco y de desidia, cuando vi el yunque que tenía por cabeza lanzandose directo a mi frente. No se si fue por que era un poco más bajo que yo o por que instintivamente me eché hacía atrás pero el golpe se lo llevó enterito mi pobre nariz. Casi hubiese preferido un boño en la cabeza. El golpe me hizo retroceder un paso y echarme la mano sobre la boca para comprobar los daños. Sangre en cantidades industriales saliendome de la nariz pero el hueso en su sitio y en perfecto estado, la cosa no estaba tan mal. Me han dicho que tuve suerte y seguramente la tuve por que el animal, sabiendo seguramente que los de seguridad ya estaban avisados, se giró en ese momento y siguió su avance "a ostias" hasta la puerta dejandome con un palmo de narices (ja... que chispa tengo).
Despues, lo típico, la gente "¿estas bien?", "menudo animal", "¿quien coño se piensa ese tio que es?", "¿y los de seguridad donde están?", "llevas sangre tio".
Cabrones, sí, lo siento, pero tengo que decirlo bien claro, sois unos cabrones. Cuando pasa la tormenta todo es abrir la boca para hacer ver lo indignado que está uno. Todo son quejas estériles y golpecitos en la espalda. De pronto a todos les viene la oleada de furia contenida, que lastima que llegue "un cabezazo" demasiado tarde.
Nadie hizo nada, nadie movió un dedo o hizo un solo movimiento mientras aquel camión sin frenos se abría paso a ostias con evidente impunidad.
Que quereis que os diga, los que me conocen saben que suelo pasar de estos follones. He trabajado dos años en discotecas para sacarme unos durillos y uno sabe muy bien como van a acabar las cosas antes incluso de que empiecen. Tambien sabía mejor que nadie "de que palo" iba aquel tío. Aun así no me dio la gana consentir que un becerro de esa clase le pusiera la mano , o el codo, me es indiferente, encima a mi novia. Puede que ahora tenga una contusión en la nariz y el orgullo magullado, puede que mi novia se tomase a mal mi exceso de celo y me recriminara la insensatez de jugarmela con una mula de 2x2. Puede que todos los que me dicen que tuve suerte y que no debí hacer aquello tengan razón. Y la tienen, pero yo les digo que al menos no me acobarde ante aquel tarado como hicieron los demás y no agaché la cabeza cuando nos tocaron las narices a todos. Ahora me siento a ratos un poco estúpido por dejarme llevar, sobretodo al mirarme al espejo y ver el protector que llevo en la cara(nada grave, en dos días fuera) pero a ratos, cuando pienso que le planté cara al armario ciclado aquel, me siento ridiculamente bien. No se, a lo mejor solo son cosas de los hombres y nuestras problemáticas hormonas. Esas benditas hormonas.
Fuimos a cenar a casa de una amiga de mi novia, una cena genial, risas, fotos, buena comida, etc. Después nos fuimos unos cuantos a una discoteca de Paterna, dentro de un centro comercial que la gente de Valencia seguro que conoce, Heron City (sí, donde los cines Kinépolis). El sitio estaba bastante bien en cuanto a música y decoración. Un ambiente muy colorista y muy "fashion" sin caer en la horterada facil y (oh dios por fin!) bastantes sitios para sentarse un rato y tomarse algo tranquilamente. Música de calidad con pocos pasteleos o concesiones al "Papi chulo" y derivados.
El caso es que estuvimos allí un rato bailoteando y haciendo el cabra sin complicarnos demasiado la vida y riendonos agusto. Los amigos, que ya venían cansados, se fueron hacia las cuatro y nosotros (mi novia y yo) nos quedamos un poco más por allí para ver mejor aquello (primer error).
Al cabo de una hora más o menos el local se empezó a llenar demasiado de gente y como cuando se llega a ese punto no se puede uno mover ni estar agusto pues recogimos los bartulos para irnos a casa. En esto que estamos en la salida, donde inexplicablemente había una cola enorme, mayor incluso que la de entrada, cuando algo parecido a un pitbull de ciento y pico quilos comienza desde atrás a abrirse paso literalmente "a ostias". La bestia furibunda, con novia chochi-guarra de la mano, se abría camino soltando empujones y codazos sin ningún miramiento. Quien haya estado en los San Fermines y le haya dado un toque un toro se hará una idea de como avanzaba el cabrito aquel.
El problema es que un servidor no se puede estar callado y cuando el payaso aquel cruzó delante de nosotros y empujó a mi novia dandole un codazo con violencia, pues se armó el percal en la zona más primitiva de mi cerebro. Le hice pararse y le grité (música demasiado alta) que le había metido un codazo a mi novia y que qué coño hacía empujando a la gente de esa manera en lugar de esperar en la cola como todo dios (aquel fue el segundo error). El tio se giró en redondo y me miró como si estuviera poseido por el diablo (seguramente lo estaba, pero de otro modo). Despues de rebuznar algo me lanzo una manotada a la cara. Me repuse del empujon y seguí mirandole y diciendole que estaba loco, ahora bastante más caliente. El pitbull siguió gritando cada vez más histérico y acercandose peligrosamente mientras yo le miraba medio bloqueado por la tensión de la situación. Lo vi venir, sabía que esa forma de acercarse a mi en solo un segundo solo podía acabar como acabó y aun me estoy preguntando por qué no reaccioné en ese momento. Creo que seguía calculando las posibilidades que tenía y las posibles opciones: dar o recibir (tercer error, si vas a recibir, mejor dar tu antes). Aun estaba yo en mis calculos mirandole con una cara mezcla de asco y de desidia, cuando vi el yunque que tenía por cabeza lanzandose directo a mi frente. No se si fue por que era un poco más bajo que yo o por que instintivamente me eché hacía atrás pero el golpe se lo llevó enterito mi pobre nariz. Casi hubiese preferido un boño en la cabeza. El golpe me hizo retroceder un paso y echarme la mano sobre la boca para comprobar los daños. Sangre en cantidades industriales saliendome de la nariz pero el hueso en su sitio y en perfecto estado, la cosa no estaba tan mal. Me han dicho que tuve suerte y seguramente la tuve por que el animal, sabiendo seguramente que los de seguridad ya estaban avisados, se giró en ese momento y siguió su avance "a ostias" hasta la puerta dejandome con un palmo de narices (ja... que chispa tengo).
Despues, lo típico, la gente "¿estas bien?", "menudo animal", "¿quien coño se piensa ese tio que es?", "¿y los de seguridad donde están?", "llevas sangre tio".
Cabrones, sí, lo siento, pero tengo que decirlo bien claro, sois unos cabrones. Cuando pasa la tormenta todo es abrir la boca para hacer ver lo indignado que está uno. Todo son quejas estériles y golpecitos en la espalda. De pronto a todos les viene la oleada de furia contenida, que lastima que llegue "un cabezazo" demasiado tarde.
Nadie hizo nada, nadie movió un dedo o hizo un solo movimiento mientras aquel camión sin frenos se abría paso a ostias con evidente impunidad.
Que quereis que os diga, los que me conocen saben que suelo pasar de estos follones. He trabajado dos años en discotecas para sacarme unos durillos y uno sabe muy bien como van a acabar las cosas antes incluso de que empiecen. Tambien sabía mejor que nadie "de que palo" iba aquel tío. Aun así no me dio la gana consentir que un becerro de esa clase le pusiera la mano , o el codo, me es indiferente, encima a mi novia. Puede que ahora tenga una contusión en la nariz y el orgullo magullado, puede que mi novia se tomase a mal mi exceso de celo y me recriminara la insensatez de jugarmela con una mula de 2x2. Puede que todos los que me dicen que tuve suerte y que no debí hacer aquello tengan razón. Y la tienen, pero yo les digo que al menos no me acobarde ante aquel tarado como hicieron los demás y no agaché la cabeza cuando nos tocaron las narices a todos. Ahora me siento a ratos un poco estúpido por dejarme llevar, sobretodo al mirarme al espejo y ver el protector que llevo en la cara(nada grave, en dos días fuera) pero a ratos, cuando pienso que le planté cara al armario ciclado aquel, me siento ridiculamente bien. No se, a lo mejor solo son cosas de los hombres y nuestras problemáticas hormonas. Esas benditas hormonas.